viernes, 29 de mayo de 2015

¿Qué busca por aquí, forastero?

El gusano Obama marmorata aparece en la península Ibérica
 
Por Fernando Ángel Fernández-Álvarez (1,2), Domingo Lago-Barcia (1), Lisandro Negrete (3,4), Francisco Brusa (3,4), Cristina Damborenea (3,4), Cristina Grande  (5) y Carolina Noreña (1).

(1) Departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva, Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), Madrid, España.
(2) Institut de Ciències del Mar (CSIC), Passeig Maritim 37–49, 08003 Barcelona, España.
(3) División Zoología Invertebrados, Museo de La Plata (FCNyM-UNLP), Paseo del Bosque s/n, La Plata, Buenos Aires, Argentina.
(4) CONICET – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina).
(5) Departamento de Biología Molecular and Centro de Biología Molecular ‘Severo Ochoa’ (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), Universidad Autónoma de Madrid, 28049 Madrid, Spain.

"El grupo está integrado por un heterogéneo grupo de investigadores interesados en la sistemática, taxonomía y evolución de numerosos bichos (platelmintos, nemertinos, anélidos, moluscos, etc). El principal punto de convergencia entre ellos es su gusto por aquellos bichos "que se arrastran sobre su vientre" o que nadan raudos bajo el agua, por lo que no dudaron en acudir prestos a la llamada de Obama... ¡¡¡De Obama marmorata!!!"

Nosotros, los humanos, hemos transformado el mundo allá donde nos hemos instalado: construyendo nuestros asentamientos, modificando el cauce de los ríos, domesticando la fauna y la flora y, en muchas ocasiones, reubicando distintas especies. Este último efecto se ha dejado sentir especialmente desde la revolución industrial con sus mejoras en la eficacia de los métodos de transporte, tanto de pasajeros como de mercancías. A veces, ese traslado de una especie a un nuevo hábitat es intencionada; otras veces, no. Cuando una especie llega a un nuevo ecosistema pueden ocurrir dos cosas: que el nuevo lugar le sea hostil y desaparezca o que le sea favorable y se establezca. En ocasiones, este nuevo elemento exótico sólo se establece sin provocar efectos apreciables sobre la fauna y flora local. Esto es lo que se conoce como una especie introducida. Otras veces, sin embargo, la nueva especie no sólo se instala, sino que es capaz de desplazar o incluso diezmar a otros componentes de la fauna autóctona, conociéndose en ese caso como especie invasora
 
En las últimas décadas ha crecido la preocupación del ser humano por las especies introducidas e invasoras, debido a su alarmante aumento. Es casi imposible encontrar un medio (sea terrestre, marino o dulceacuícola) que no haya sido alterado en mayor o menor medida por la presencia de especies alóctonas (exóticas). Muchas veces, estas especies pertenecen a grupos de organismos poco conocidos por el público general, por lo que pueden pasar inadvertidas durante años. Este es el caso de las planarias terrestres, un grupo de gusanos cuya complicada identificación los convierte en poco conocidos, a pesar de su incuestionable interés biológico. Estos gusanos pertenecen al filo de los platelmintos, también conocidos como gusanos planos o planarias. 

 Si bien la mayor parte de los representantes de este filo tienen una vida parásita (como las tenias o “solitarias” que parasitan el intestino humano), existe una gran diversidad de formas de vida libre que se encuentran tanto en el medio acuático (marino y dulceacuícola) como en el terrestre. Las planarias terrestres son carnívoras, y sus presas se encuentran entre los invertebrados edáficos más comunes, como son los insectos y los moluscos. Son animales que oscilan entre la carroña y la depredación. Debido a que sus cuerpos carecen de mecanismos efectivos para enfrentarse a la desecación, estos animales suelen estar limitados a regiones húmedas y sus hábitos suelen ser nocturnos. A pesar de que en Europa existen especies autóctonas de planarias terrestres (como Microplana terrestris), este grupo encuentra su máxima diversidad en la Región Neotropical y Australiana, donde las condiciones de temperatura y humedad le son muy favorables. Sin embargo, en los últimos tiempos y posiblemente debido al incremento del comercio de plantas a escala internacional, muchas de estas planarias terrestres han llegado a distantes partes del mundo desde su lugar de origen, donde se han instalado con éxito indudable. Una de estas especies, Platydemus manokwari, figura entre las cien especies invasoras más peligrosas (Lowe et al., 2000), al haber diezmado algunas especies endémicas de caracoles terrestres en algunas islas del Pacífico, y recientemente ha llegado al país vecino, Francia (Justine et al., 2014).

En los últimos tiempos el estudio de las planarias terrestres exóticas en la Península ibérica ha recibido un importante impulso debido tanto a su importancia faunística, como por su posible impacto en las especies autóctonas (Álvarez-Presas et al., 2014, Lago-Barcia et al., 2015). Por ejemplo, Bipalium kewense, nativa del sudeste asiático, ha sido registrada en la península Ibérica desde los años ochenta (Filella-Subirà, 1983) y Caenoplana coerulea, procedente de Australia y Nueva Zelanda, se la conoce desde 2012 (Breugelmans et al., 2012; Mateos et al., 2013).

 
Bipalium kewense, © Fernando Ángel Fernández-Álvarez
Bipalium kewense Moseley, 1878. Reborio, Muros de Nalón, Asturias. © Fernando Ángel Fernández-Álvarez.

Caenoplana coerulea, © Fernando Ángel Fernández-Álvarez
Caenoplana coerulea Moseley, 1877. Reborio, Muros de Nalón, Asturias. © Fernando Ángel Fernández-Álvarez.


La última en incorporarse a la lista de planarias exóticas en la península Ibérica ha sido Obama marmorata (Lago-Barcia et al., 2015). Se trata de un gusano aplanado, con forma de hoja, de color marrón claro u oscuro con líneas irregulares en la superficie dorsal que le dan un aspecto marmóreo. Además, presenta una línea dorsal de color ocre que recorre toda la longitud de su cuerpo y los bordes están ribeteados de ojos en todo su tercio anterior.

Obama marmorata, © Fernando Ángel Fernández-Álvarez
Obama marmorata (Schultze & Müller, 1857). Reborio, Muros de Nalón, Asturias. © Fernando Ángel Fernández-Álvarez.
Obama marmorata, © Domigo Lago-Barcia
Dibujos esquemáticos de la morfología externa de Obama marmorata (Schultze & Müller, 1857). A la izquierda se muestra el patrón de coloración dorsal; a la derecha se presenta el contorno del animal con la distribución de los ocelos. Barra de escala: 1 mm. © Domingo Lago-Barcia.

Esta especie fue descrita en Brasil (Schultze & Müller, 1857) y apenas se han registrado un puñado de ejemplares más en la literatura científica desde entonces. Sin embargo, se ha constatado que es relativamente abundante en algunos entornos en Asturias, concentrándose principalmente en entornos artificiales, como jardines y viveros. Al proceder de la Región Neotropical, es una especie adaptada a vivir en ambientes húmedos, razón por la cual hasta ahora sólo se ha encontrado en ambientes antrópicos donde no les falta la humedad. Cabe decir que se ha encontrado una gran cantidad de juveniles y adultos portando cocones (cápsulas con embriones en desarrollo), por lo que parece que se están reproduciendo exitosamente en nuestras tierras. Al tratarse de depredadores de la fauna edáfica, podrían afectar a ciertas poblaciones de animales claves para la ecología de estos ambientes (como las lombrices), por lo que su presencia ha de ser monitorizada y vigilada.

Obama marmorata, © Fernando Ángel Fernández-Álvarez
Obama marmorata (Schultze & Müller, 1857). A) Ejemplar de la planaria exótica (punta de flecha blanca) al lado de una lombriz de tierra que estaba ingiriendo. B) Contenido estomacal de una planaria que incluye la concha de un caracol autóctono. © Fernando Ángel Fernández-Álvarez.

Por ahora, poco sabemos de la biología de esta especie, bien sea en sus áreas nativas o en las regiones donde se ha introducida. Para tener una idea más clara de su potencial invasor, así como de sus posibles efectos sobre la fauna local es importante ganar en conocimiento acerca de los rangos de tolerancia de esta especie en cuanto a ciertas variables ambientales (temperatura, humedad, fotoperiodo, etc). Serán necesarios futuros estudios para tratar de descubrir el impacto biológico de esta nueva especie en el panorama tanto faunístico como ecológico europeo. Sin embargo, siempre podremos pensar en nuestro nuevo vecino y preguntarnos “¿Qué busca por aquí, forastero?”.


Bibliografía
Álvarez-Presas, M., Mateos, E., Tudó, À., Jones, H., and Riutort, M. (2014). Diversityof introduced terrestrial flatworms in the Iberian Peninsula: a cautionary tale. PeerJ 2, e430. doi:10.7717/peerj.430.

Breugelmans, K., Quintana Cardona, J., Artois, T., Jordaens, K., and Backeljau, T. (2012). First report of the exotic blue land planarian, Caenoplana coerulea (Platyhelminthes,Geoplanidae), on Menorca (Balearic Islands, Spain). ZooKeys 199, 91–105. 
 
Filella-Subirà, E. (1983). Nota sobre la presencia de la planària terrestre Bipalium kewense Moseley, 1878 a Catalunya. Butlleti de la Institució Catalana dHistòria Natural 49, 151.

Justine, J., Winsor, L., Gey, D., Gros, P., and Thevenot, J. (2014). Theinvasive New Guinea flatworm Platydemus manokwari in France, the first record for Europe: time for action is now. PeerJ 2, e297. doi:10.7717/peerj.297.

Lago-Barcia, D; Fernández-Álvarez, FÁ; Negrete, L; Brusa, F; Damborenea, C; Grande, C & Noreña, C. (2015) Morphology and DNA barcodes revealthe presence of the non-native land planarian Obama marmorata (Platyhelminthes, Geoplanidae) in Europe. Invertebrate Systematics, 29(1), 12–22.

Lowe S, Browne M, Boudjelas S, De Poorter M. (2000). 100 of the world’sworst invasive alien species. A selection from the global invasive species database. Auckland: IUCN/SSC Invasive Species Specialist Group (ISSG). 
 
Mateos E, Tudo A, Alvarez-Presas M, Riutort M. (2013). Planàries terrestres exòtiques a la Garrotxa. Annals de la Delegació de la Garrotxa de la Institució Catalana d’Història Natural, 6, 67-73.

Schultze, M., and Müller, F. (1857). Beiträge zur Kenntniss der Landplanarien nach Mittheilungen des Dr. Fritz Müller in Brasilien und nach eigenen Untersuchungen von Dr. Max Schultze. Abhandlungen der naturforschenden Gesellschaft zu Halle 4(1), 19–38, 61–74 [1856].
 

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