por Sergio Espeso-Gil
25 años parece mucho tiempo, al menos suficiente para que a muchos de nosotros se nos haya casi olvidado lo que aconteció el 26 de abril de 1986 en Chernóbil, de no ser porque meses antes de cumplirse el aniversario de dicha catástrofe, lo hemos vuelto a vivir con el desastre de Fukushima.
Ese día, la explosión del reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil liberó una cantidad ingente de radiación, cientos de veces superior a la que puede llegar a liberar una bomba atómica. La gente que vivía en las regiones cercanas no fue evacuada en el momento y el gobierno ruso trató de esconder el accidente hasta que los niveles de radiación en una central de Suecia alertaron a la comunidad internacional. No existe un número contrastado de víctimas, pero el accidente afectó a cientos de miles de personas y al todo el ecosistema cercano a la central.