lunes, 13 de marzo de 2017

Penicilina: más allá del descubrimiento por casualidad de Alexander Fleming



Alexander Fleming (1881-1955) (foto izquierda) fue un médico escocés cuyo descubrimiento, la penicilina, marcó un antes y un después en la lucha contra las enfermedades infecciosas. 


Alexander Fleming en su laboratorio (izquierda) y placa de S. aureus contaminada con P. notatum (derecha) donde se puede apreciar el halo de inhibición del crecimiento bacteriano alrededor de la colonia del hongo
 
Fleming pasó a la historia por su supuesto descubrimiento “por casualidad”, cosa que, en mi opinión, es muy injusta… Seguramente muchos antes lo habrían tenido delante de sus ojos pero había que tener una mente muy despierta para darse cuenta. Fleming se fue de vacaciones dejando encima de su mesa sus cultivos de la bacteria con las que trabajaba, Staphylococcus aureus. Cuando volvió, una de sus placas estaba contaminada con un hongo ambiental y se dio cuenta como alrededor de este hongo aparecía un halo de inhibición del crecimiento en el que la bacteria era incapaz de desarrollarse (derecha). La mayoría de los científicos habrían maldecido la suerte que les había estropeado su experimento y tirado las placas, pero Fleming decidió investigar qué estaba pasando y por qué el hongo era capaz de inhibir a la bacteria. El hongo en cuestión era una cepa de Penicillium notatum de ahí que el compuesto antibiótico que se aisló se denominara penicilina. 

Fleming tuvo muy poco apoyo para continuar con sus estudios en una Europa devastada por la guerra pero no desistió. Es imposible saber cuántas vidas ha salvado este descubrimiento pero se estima en más de 200 millones. Por ello, Alexander Fleming fue galardonado con el premio Nobel en 1945 junto a Ernst Boris Chain y Howard Walter Florey que consiguieron la purificación química del antibiótico.

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