domingo, 12 de julio de 2020

El calamar de Humboldt: el cefalópodo oportunista (III). Interacción con el hombre

Por Fernando Ángel Fernández-Álvarez
Ryan Institute y School of Natural Sciences, National University of Ireland Galway, Irlanda.
  “Soy un zoólogo especializado en el estudio de cefalópodos, actualmente centrado en el estudio de la filogenia y filogeografía de calamares oceánicos gracias al soporte del Irish Research Council (G OIPD/2019/460). Combino mis actividades investigadoras con mi pasión: darle la turra a todo el mundo con calamares, gusanejos, cangrejos, gatitos… Puedes leer sobre cefalópodos y otros invertebrados en mi cuenta de Twitter, @cefafalopodo.”

El calamar de Humboldt es una especie que despierta gran expectación entre el público, así como un elevado interés comercial. Ambas cosas están relacionadas con el tamaño, la elevada tasa de crecimiento y la extrema voracidad de esta especie, que le permiten pasar de los escasos milímetros cuando nacen hasta más de dos metros de longitud total en menos de dos años de vida. Sin embargo, esta especie tiene numerosas características sorprendentes de su ciclo de vida que mucha gente no conoce: como que durante sus primeros días ni siquiera es un voraz depredador o que pueden modular su longevidad y su tamaño en función de las condiciones ecológicas. Este trabajo está basado en tres entregas, en las que podrás ir descubriendo las singulares características que hacen al calamar de Humboldt uno de los cefalópodos más estudiados. Puedes leer la primera parte aquí.

Las características biológicas del calamar de Humboldt le convierten una especie de gran interés tanto económico como científico. Tanto es así, que se considera a esta especie como el calamar más estudiado del siglo XX.
Como ya se ha explicado en anteriores entregas, este calamar, y al igual que el resto de los calamares ommastréfidos, presenta un ciclo de vida monocíclico corto, produce grandes masas de huevos diminutos de los cuáles emergen pequeñas paralarvas plantónicas detritívoras con altas tasas de mortalidad y de dispersión, y una mortalidad total de los adultos tras el ciclo de vida anual de la especie. Por tanto, y a diferencia con lo que ocurre con las poblaciones de la mayoría de los peces, el 100 % de la población es sustituida por una nueva. Esto produce importantes consecuencias ecológicas y sobre el desarrollo de las pesquerías de cefalópodos (Jereb & Roper, 2010). Por un lado, progenitores y descendientes no llegan a solaparse nunca ni a competir por los recursos disponibles; pero por otro lado, un fallo en el reclutamiento de la siguiente generación podría tener consecuencias desastrosas para la especie y aquellos que dependen de ella. Por ejemplo, imaginemos un año en el que la temperatura del agua es inapropiada en el rango batimétrico en el que las paralarvas se desarrollan durante la época de reproducción en un área determinada: podría resultar en la muerte de casi todas las paralarvas de la especie ese año y conducir a su extinción local.
La asombrosa capacidad que tiene el calamar de Humboldt para modular su longevidad y tamaño (Hoving et al., 2013, 2019; Arkhipkin et al., 2015b), así como fecundidad (Birk et al., 2017), en respuesta frente a variaciones ambientales adversas, les convierte en un grupo muy exitoso de predadores marinos oportunistas, capaces de amoldar su ciclo de vida a los cambios que sufre el ecosistema, como la disponibilidad de presas con diferentes contenidos energéticos (Portner et al., 2019). Probablemente, ésta es la causa del éxito ecológico de estos animales, dando lugar a recursos pesqueros con una vasta distribución espacial y una masiva biomasa (Arkhipkin et al., 2015a). Sin embargo, esta capacidad tan singular de adaptar su ciclo de vida casi a cualquier circunstancia es a la vez una bendición y una maldición para los pescadores, como veremos más adelante.

Pesquería del calamar de Humboldt

El calamar de Humboldt se pesca en un área extensa del Pacífico, que va desde el paralelo 30 norte al 50 sur, o, dicho de otro modo, desde México hasta Chile. Estas pesquerías, en su conjunto, desembarcan desde las 244.955 toneladas de 2001 hasta las 895.365 de 2008 (Arkhipkin et al., 2015a). Esto convierte a esta especie en un importante recurso económico para muchos países, pescándose de forma artesanal o industrial de acuerdo con las características del área de pesca.
En el Pacífico sudeste, esta especie representa uno de las mayores pesquerías en términos económicos. En Chile y Perú se pesca con grandes barcos equipados con moderna tecnología para pescar con poteras automatizadas, algunos de ellos de origen japonés o coreano (Arkhipkin et al., 2015a). Estos barcos utilizan largas líneas de poteras montadas sobre poleas que automáticamente mueven el señuelo bajo el agua e izan las piezas cuando atrapan el señuelo. Además de este tipo de pesca industrial, también existen pescadores artesanales en las flotas pesqueras de ambos países.

Vídeo 4. Pesca industrial de Dosidicus gigas en Chile.


Para ilustrar la pesquería artesanal de la especie, tomaré como ejemplo el pueblo de Santa Rosalía (Baja California Sur, México), históricamente conocido por su larga tradición de la minería de cobre. De hecho, llegó a adquirir tal importancia, que fue la segunda localidad mexicana en adquirir energía eléctrica, tras la ciudad de México. Pero como el lector seguramente está a punto de reclamarme, no este texto no fue escrito para hablar de minería ni de este interesante pueblo mexicano, sino de calamares, así que rápidamente cambiaré de tema. Durante el último cuarto del siglo XX, este pueblo se convirtió en el más importante puerto de pesca del calamar de Humboldt, llegando a alojar hasta a 1200 pescadores (Kira, 2002). Habitualmente, esta pesquería se desarrolla en pequeños botes denominados “pangas” y operados habitualmente por dos personas, conocidas como “pangueros”. Se utilizan líneas de mano equipadas con pesadas poteras de gran tamaño. Para atraer a los calamares hacia la superficie, se equipan las pangas con potentes luces dirigidas hacia la columna de agua. Las poteras se mueven enérgicamente hacia la superficie y se dejan sedimentar una media braza, y se repite el proceso a distintas profundidades hasta que se nota la picada del calamar. Entonces el animal es izado manualmente unos 50-150 m hasta la embarcación, donde se decapita, eviscera y descuartiza, si es grande, o se vende entero si es más pequeño. Los restos del animal eviscerado se arrojan por la borda, con la esperanza de atraer a otros calamares. Ésta es posiblemente la causa de las altas tasas de canibalismo que se suelen registrar en esta especie cuando se estudian sus contenidos estomacales a través de animales obtenidos a partir de estas pesquerías (Markaida & Sosa-Nishizaki, 2003; Ibarra-García et al., 2014).


Vídeo 5. Pesquería artesanal en la localidad mexicana de Santa Rosalía (Baja California Sur, México).

Como ya se ha explicado anteriormente, las oscilaciones climáticas producidas por el fenómeno de El Niño tienen graves efectos sobre el tamaño corporal de los calamares de Humboldt, dado que estos reducen considerablemente su tamaño en los años posteriores a dichos fenómenos. Dado que la pesquería de esta especie está enfocada sobre los ejemplares de gran tamaño, cuando éstos disminuyen su tamaño para capear las condiciones desfavorables, la pesquería del calamar colapsa. Eso ocurrió tras los fenómenos de El Niño 1997-1998 y 2009-2010 (Robinson et al., 2016), pero los efectos de El Niño 2009-2010 fueron devastadores para la pesquería, que fue desapareciendo paulatinamente. Desde entonces, los calamares que se encuentran en Santa Rosalía son de un morfotipo de pequeño tamaño (Birk et al., 2017; Fernández-Álvarez et al., 2018a; Hoving et al., 2019) que no son apropiados para el desarrollo de esta pesquería, de modo que ésta ha desaparecido de Santa Rosalía (Figura 7).


Figura 7. Puerto pesquero de Santa Rosalía (Baja California Sur, México) en julio de 2015. A pesar de los cientos de pescadores que faenaban en años anteriores (Kira, 2002), tras el colapso de la pesquería de calamar de Humboldt debido a causas climáticas no quedaban muchas pangas operativas. © Fernando Ángel Fernández-Álvarez.

Durante mi estancia en el laboratorio de William Gilly (Stanford University, California, Estados Unidos de América) tuve la oportunidad de participar en un taller del programa Skids4kids (https://gillylab.stanford.edu/squids-4-kids), un programa de divulgación enfocado a que los niños en edad escolar conozcan mejor las características morfológicas y anatómicas de esta especie. El taller se realizó para los alumnos de sexto curso en la escuela Miguel Hidalgo en Santa Rosalía, en julio de 2015. Se utilizaron calamares pescados ese mismo año, que eran del morfotipo pequeño. Dado que no había pesquería comercial de la especie en el puerto de Santa Rosalía (Robinson et al., 2016), ésta era una de las muy pocas oportunidades que tenían los niños para ver estos calamares (Figura 8). A pesar de haber sido el puerto por antonomasia de la pesquería de calamar de Humboldt en Baja California Sur, es curioso que para muchos de los niños, éste era el primer encuentro con dicha especie. Básicamente, tras el colapso de la pesquería, el conocimiento popular de la especie no había pasado a la generación más joven.

Figura 8. El autor de este artículo explica detalles de la morfología del calamar de Humboldt a los alumnos de sexto curso la escuela Miguel Hidalgo en Santa Rosalía durante el taller Squids4kids de la Universidad de Stanford. Pese a que los calamares de ambas fotografías representan individuos adultos, nótese la enorme diferencia de tamaño con respecto al ejemplar de la figura 3. © Karmina Arroyo Ramírez.

Consumo del calamar de Humboldt

En la región de origen del calamar de Humboldt, tradicionalmente no ha sido muy apreciado. Sin embargo, la globalización ha convertido esta especie de calamar en un producto prácticamente cosmopolita: se puede consumir en cualquier punto del globo desde Seúl hasta Teruel. De hecho, si estás leyendo esto desde cualquier punto de España, es posible que te hayan colado algún trozo de este calamar en alguna paella. Tus sospechas se confirman (si no lo habías descubierto ya): aquella sepia que sabía diferente y tenía una consistencia tan extraña, efectivamente no era sepia. También es posible que lo hayas comprado, a propósito o no, en alguna conserva bajo el nombre comercial de pota, potón e, incluso, calamar. Dado el precio comparativamente más bajo de esta especie de pota con respecto a otros cefalópodos de mayor valor comercial (¡y culinario!), no es raro que en algún momento a alguien se le haya ocurrido dar el cambiazo y ofrecer gato por liebre, o mejor dicho: calamar por pulpo.
Una vez el calamar de Humboldt es eviscerado, puede tener numerosos destinos. Parte de la producción se vende como producto congelado, mientras que de la producción se procesa y enlata o seca en los puertos de origen, donde se exporta para su consumo, principalmente a Europa y Asia. En México, numerosas empresas coreanas crearon plantas de procesado de estos productos para su exportación a su país. En los últimos tiempos, incluso hay iniciativas que intentan diseñar productos más apetecibles para el ciudadano del siglo XXI, como pueden ser hamburguesas de potón (Martín Echevarría, 2014-2015). Debido a su alto contenido en amonio, es necesario tratar la carne de D. gigas para hacerla más apta para consumo humano.

Interacciones con otras pesquerías comerciales.

Dado el carácter detritívoro de las paralarvas tempranas de la especies (Fernández-Álvarez et al., 2018b), es muy posible que el papel ecológico de esta fase sea más propio del de una presa. Sin embargo, esto pronto cambia y desarrollan feroces hábitos depredadores. Buena parte de las presas que desarrolla a lo largo de su vida, como krill y peces linterna, no tienen valor comercial más allá del de alimentar a otros recursos pesqueros o a animales carismáticos que la gente está dispuesta a pagar por ver, como pueden ser las ballenas. Sin embargo, no todas las presas de D. gigas están exentas de valor comercial. En el Golfo de California está descrito que este calamar es capaz de producir un gran impacto sobre las capturas de la sardina de California, mientras que se ha documentado efectos sobre las pesquerías  de la merluza del Pacífico durante las expansiones territoriales al norte. Incluso se ha llegado a documentar daños extensivos a atunes atrapados junto a los calamares de Humboldt en pescas de cerco, afectando al valor comercial de las capturas (Jereb & Roper, 2010). Curiosamente, la enorme abundancia local del calamar de Humboldt puede tener efectos inesperados sobre algunas pesquerías: en el caso de las pesquerías de arrastre de merluza del Pacífico en Chile, el calamar de Humboldt es un invitado no deseado, que se cuela en la pesca y causa daños al pescado que disminuyen su valor comercial (Queriolo et al., 2019)

Pesquería recreativa.

Tras el incremento del área de distribución de la especie hacia el norte durante la primera década del siglo XXI, el calamar de Humboldt llegó a ser muy abundante en aguas californianas. Poco tardaron en darse cuenta las empresas de pesca recreativa que un animal extremadamente abundante, fácil de engañar con un señuelo y que puede llegar fácilmente a pesar unos 20-30 kilos llamaría la atención de los aficionados a la pesca. Durante este periodo, numerosas embarcaciones ofrecían esta experiencia en el área de California. Tras los fenómenos de El Niño en 2009-2010, este negocio fue desapareciendo a medida que D. gigas iba abandonando el área.


Vídeo 6. Pesca deportiva del calamar de Humboldt en California (Estados Unidos de América).

Conclusiones

El calamar de Humboldt es un ejemplo que ilustra una de las características más fascinantes de los cefalópodos: su asombrosa capacidad de adaptación. Puede invadir nuevos hábitats, modificar su metabolismo para esconderse de sus depredadores en aguas pobres en oxígeno, adaptarse a comer cualquier cosa que haya disponible e, incluso, modificar su longevidad y su tamaño de modo que sus poblaciones sobrevivan a condiciones climáticas adversas. Si has llegado a leer esto es porque alguna vez habrás leído sobre el tamaño descomunal y/o la voracidad sin fin del calamar de Humboldt o el <<diablo rojo>>, pero quizás te haya sorprendido averiguar que esta bestia que puede llegar a pesar unos 60-80 kg, empieza su ciclo vital midiendo apenas unos milímetros y, en ocasiones, ni siquiera llega a ser una bestia enorme en absoluto. Quizás también te haya sorprendido averiguar que estos animales llegan a crecer 1 mm al día, ¡cuando ya son adultos y su ritmo de crecimiento ya se ha ralentizado! Todas estas características convierten a D. gigas en una especie de gran interés pesquero, pero las oscilaciones climáticas del Pacífico a veces pueden complicar la vida de aquellos que se dedican de un modo u otro a la pesca o comercialización de esta interesante criatura.

Bibliografía

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Fernández-Álvarez FÁ, Machordom A, García-Jiménez R, Salinas-Zavala CA & Villanueva R. (2018b) Predatory flying squids are detritivores during their early planktonic life. Scientific Reports, 8: 3440.
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Hoving HJT, Fernández-Álvarez FÁ, Portner EJ, Gilly WF. (2019) Same-sex sexual behaviour in an oceanic squid, ommastrephid Dosidicus gigas (Humboldt squid). Marine Biology, 166: 33.
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Kira G. (2002) Historic Copper Mining Town On Mexico's Sea Of Cortez Is Host To An Enormous Fleet Of Skiffs Fishing For Giant Humboldt Squid. Mexfish.com, a través de https://mexfish.com/sros/sros/af020916/af020916.htm [consultado el 31-01-2020].
Markaida U & Sosa-Nishizaki O. (2003) Food and feeding habits of jumbo squid Dosidicus gigas (Cephalopoda: Ommastrephidae) from the GC, Mexico. Journal of the Marine Biological Association of the United Kingdom, 83: 507–522.
Martín Echevarría TJ. (2014-2015) Determinación de la vida útil de hamburguesas de potón. Trabajo de Fin de Grado, Facultad de Veterinaria, Universidad de Zaragoza.
Portner EJ, Markaida U, Robinson CJ & Gilly WF. (2019) Trophic ecology of Humboldt squid, Dosidicus gigas, in conjunction with body size and climatic variability in the Gulf of California, Mexico. Limnography and Oceanography, doi: 10.1002/lno.11343.
Queirolo D, Couto-Ziezkowski AL, Cusba J, Apablaza P & Ahumada M. (2019) Jumbo squid behaviour in response to a rigid grid in the Chilean hake trawl fishery. Fisheries Research, doi: 10.1016/j.fishres.2019.03.012
Robinson CJ, Gómez-Gutiérrez J, Markaida U & Gilly WF. (2016) Prolonged decline of jumbo squid (Dosidicus gigas) landings in the Gulf of California is associated with chronically low wind stress anddecreased chlorophyll a after El Niño 2009–2010. Fisheries Research, 173(): 128–138.

Otros recursos online (no citados en el texto):
Gilly WF. “The tenacious jumbo squid”. Charla TEDxStanford. Link:  https://www.youtube.com/watch?v=oPmxYOL78KE
KQED QUEST. “The Fierce Humboldt Squid”. Documental. Link: https://www.youtube.com/watch?v=AQKs1-fwTgU
National Geographic. “Remarkable POV: Jumbo Squid "Flash" to Talk”. Vídeo de un calamar de Humboldt con una cámara acoplada. Link: https://www.youtube.com/watch?v=oycUF75ESUw

AGRADECIMIENTOS

En primer lugar, me gustaría expresar mi agradecimiento a Roger Villanueva (Institut de Ciències del Mar, ICM-CSIC, Barcelona), por darme la oportunidad de trabajar con estos alucinantes bichos y por todo lo que me ha enseñado durante los años en los que dirigió mi doctorado (¡y después!). Buena parte de las experiencias (¡incluyendo ir a pescar calamares!) que me motivaron a escribir este texto se produjeron durante la estancia que realicé en el laboratorio de William F. Gilly (Hopkins Marine Station, Stanford University) durante el verano de 2015. Agradezco tanto a él como a su equipo (Elan Portner, Diana Li, Hannah Rosen, Patrick Daniel y Tim Frawley) por toda la ayuda y las experiencias compartidas durante esos 3 meses, así como a Karmina Arroyo Ramírez por todo su apoyo. Unai Markaida (El Colegio de la Frontera Sur, CONACyT, Campeche, México) tuvo la amabilidad de enseñarme un montón de cosas sobre el calamar de Humboldt, así como permitirme el uso de la fotografía de la figura 3. Gracias a William Gilly por facilitarme el uso de la subfigura 6A y a José María Anguita (ICM-CSIC) por la elaboración de la subfigura 6C. Por último, parte de lo que se presenta aquí fue financiado por la ayuda BES-2013-063551 del Ministerio de Economía y Competitividad, así como por el proyecto CALOCEAN 2 (MINECO/FEDER/UE, AGL2012-39077). Actualmente, estoy financiado por una beca posdoctoral Irish Research Council - Government of Ireland Postdoctoral Fellowship (código GOIPD/2019/460), sin la cual no hubiera podido completar este trabajo.

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